En los momentos de crisis, se requiere paciencia y capacidad de adaptación, pero hay otras ayudas para volver a sentirnos dueños de nosotros mismos.
No etiquetarse. Si nos identificamos con la situación, hacemos más grande el problema; es conveniente cuidar las palabras que utilizamos para definirnos en ese momento (depresivo, adicto…) es mejor pensar sólo en términos de crisis.
Reducir la autoexigencia. En momentos de crisis es normal no poder realizar esfuerzos al mismo nivel que antes, y hay que bajar el ritmo o reducir la actividad. No hay que exigirse por encima de las posibilidades
Expresar el problema. Puede ayudarnos escribir la multitud de ideas que tendremos en un momento de crisis, o hablar con alguien, para que toda esa información que procesamos no se pierda ni sea caótica
Seguir activo. A pesar del malestar, es importante seguir haciendo cosas, la inactividad es un peligroso circulo vicioso en el que hay que evitar caer.
Cuidarse. Es necesario hacer ejercicio para liberar endorfinas, que ayudan a relajarse, así como mantener el orden a nivel de alimentación, horarios, descanso…
Pedir ayuda. Es conveniente pedir ayuda si es necesaria, más allá de prejuicios y orgullo, ya sea por sentir apoyo, o para buscar terapia
Mostrar la vulnerabilidad. Si mantenemos una actitud falsa de control y omnipotencia, no nos va a ayudar a salir de la situación. Puede ser el momento de reconocer las propias carencias, limitaciones o inseguridad.
No tomar grandes decisiones. Habrá momentos de mayor claridad para asumir decisiones importantes
. Si repasamos, encontraremos nuestras propias herramientas que ya nos sirvieron antes para salir de situaciones así, y confiar en uno mismo y en el proceso.