Un joven guerrero pide audiencia con el cacique. El jefe de la tribu tiene fama de ser muy sabio y tener respuesta para todo
Una vez frente a él, el joven le confiesa que está muy inquieto, que siente que en su interior anidan el espíritu de un águila y el de un chacal que siempre están en lucha entre ellos.
-Cuando el águila toma el mando, soy capaz de pelear por lo mío, soy fuerte, ambicioso, y puedo alimentar a otros con lo que cazo.
Pero cuando aflora el chacal, todo me da miedo, vivo de las sobras que dejan los demás y creo que debo conformarme con ellas porque soy incapaz de procurarme algo mejor.
No me molestaría verlos ante mí, aceptar que tengo algo de cada uno, lo que pasa es que, a veces, me pregunto quién ganará…
Entonces el cacique le dice:
-Sé que te gustaría escuchar de mi boca que el águila será la ganadora, porque ese aspecto te gusta más –y te confieso que a mí también-, pero soy el jefe de la tribu y tengo la responsabilidad de decirte la verdad.
Va a ganar aquel de los dos a quien más alimentes.
Solamente depende de ti.