Cuando el apetito se siente de manera exagerada y se está produciendo un aumento progresivo o acelerado del peso puede resultar conveniente tomar algunas medidas prácticas y cotidianas que contribuyan a regularlo.
Comer lentamente. La señal nerviosa que transmite al cerebro el mensaje de que el estómago y el intestino están llenos viaja despacio y llega con retraso. Es recomendable masticar bien y entretenerse comiendo sin prisas. Así se favorece que los estímulos nerviosos y las sustancias químicas que cortan el apetito realicen su trabajo.
Limitar la variedad. La diversidad de recetas que componen los menús diarios y la cantidad de alimentos sobre la mesa debe ser sólo la suficiente para que la dieta sea equilibrada. Hay que limitar especialmente la presencia de alimentos de alta palatabilidad (como los abundantes en grasas) y los concentrados en calorías (dulces, refrescos…)
Dormir bien. Dormir pocas horas o interrumpir los sueños aumenta la producción de grelina, la hormona del hambre, y disminuye la de leptina, uno de los mensajeros químicos de la saciedad. Está comprobado que entre las personas con sobrepeso abundan las alteraciones del sueño.
Respetar los horarios. Resulta tan negativo hacer pocas comidas al día como demasiadas. Comer sólo en las horas previstas y limitarse el picoteo ayuda enormemente a regular los deseos de comer. Se recomienda hacer entre tres y cinco tomas diarias.
Hacer ejercicio. No es cierto que sólo sirva para abrir el apetito: en realidad este resulta más manejable después de una sesión de actividad. Por otra parte, la ansiedad que produce el sedentarismo es más intratable y mayor causa de sobrepeso que el apetito relacionado con las necesidades energéticas.
Alimentos ricos en fibra. Las verduras y las frutas sacian porque su fibra llena el estómago y los intestinos. Es recomendable una ingesta equilibrada de fibra soluble (legumbres, manzana, berenjena, boniatos, ciruelas…) e insolubles (trigo y arroz integrales, frutos secos…).
Plantas saciantes. La Garcinia cambogia, indicada en el control del peso, ayuda a reducir el colesterol y a quemar las grasas. El cactus Hoodia gordonii ha ayudado a la población africana a soportar las hambrunas por sequías.