«La curación cuántica«,
Frank Kinslow, médico quiropráctico, nos habla del poder sanador de la conciencia.
La curación cuántica. El poder de la simplicidad
En esta obra, el autor propone conseguir un estado de calma capaz de despertar la conciencia pura, la «nada de la que surge todo» y dejar que aparezcan emociones positivas como la alegría, la calma interior o el amor, capaces de ejercer por sí mismas un gran efecto sanador.
Se trata de descubrir el poder curativo de la paz absoluta, del no hacer, sin terapias manuales ni energéticas, con absoluto descanso.
La conciencia pura está en todas partes, todo el tiempo, cuando se deja de trabajar para encontrarla, allí está. Sin seguir filosofías, sin meditación, sin ejercicios de respiración. Es el poder de la simplicidad.
El descanso es un sanador universal, sin él, ya esté en desequilibrio el cuerpo, la mente o el entorno, no puede ocurrir la sanación. Cuanto mayor es el descanso, mayor es la sanación, con un mayor descanso, se es más consciente de la Conciencia Pura.
La Conciencia Pura aporta paz interior, silencio. Para alcanzarla es preciso reducir la actividad a un nivel mínimo.
El poder de la curación cuántica se debe a que de alguna manera salimos de las limitaciones de la mente, provocadas por circunstancias personales y por emociones negativas y trascendemos esta ilusión, conectándonos a través de las emociones de la conciencia pura de la que formamos parte.
La conciencia pura no es algo externo a nosotros, está en todas partes y en todo momento. Nosotros somos la ayuda, no algo externo. No hay que creer en nada, ni depender de nada. Se trata de reducir la actividad física a un nivel mínimo, y eso se produce de manera instantánea cuando se sabe como hacerlo, como nos explica el autor en su libro.
Siéntese cómodamente con los ojos cerrados y deje que sus pensamientos fluyan durante 10 o 15 segundos. Observe sus pensamientos con sencilla inocencia, atentamente. Con el tiempo, sus pensamientos se sosegarán, se detendrán o desaparecerán del todo. Continúe observando tranquilamente lo que sucede. No tardará en sentir algo bueno, una eumoción (alegria, amor). Debe observar este sentimiento con una clara pero sencilla inocencia. Limítese a observar qué ocurre, como si viera una película, y luego pruébelo también con los ojos abiertos moviéndose e interactuando con los objetos de su entorno.