Los distintos estados de ánimo pueden favorecer la enfermedad o bien ayudar a curarse. La psiconeurobiología explica cómo podemos apoyarnos en las emociones para aumentar el bienestar.
Cuando hablamos del efecto de la mente se solemos referirnos a procesos inconscientes o profundos, misteriosos, no bien conocidos. Sin embargo, cada día se sabe más acerca de cuáles son las actitudes o los hábitos mentales que ayudan a prevenir las enfermedades o a curarlas.
Actualmente se investigan los vínculos entre la psique y los sistemas nervioso e inmunitario en relación con la aparición de las enfermedades.
La psiconeuroinmunobiología demuestra que podemos hacer algunas cosas para que la mente participe en el cuidado cotidiano de la salud.
La relación entre las emociones y la salud era conocida por los sanadores tradicionales hace miles de años. Los tratamientos utilizados en la Grecia clásica o por los chamanes, buscaban provocar una profunda impresión en el ánimo del paciente con el fin de que se produjera un cambio en el curso de su enfermedad.
También la medicina tradicional china, el ayurveda o la moderna homeopatía tienen en cuenta las emociones implícitas a la hora de estudiar los síntomas en la terapia.
Las emociones influyen sobre el comportamiento de la hipófisis, la glándula que regula la producción de hormonas. Los científicos han observado, por ejemplo, que las emociones negativas aumentan los niveles en la sangre de las hormonas del estrés que deprimen el sistema inmunitario.
Al margen del tipo de personalidad, que puede también influir, el estrés, que perjudica el funcionamiento del sistema inmunitario, se considera un factor de riesgo de primera magnitud que favorece el desarrollo de cualquier enfermedad.
La piel, por ejemplo, es un órgano bastante sensible a las alteraciones emocionales. La dermatitis seborreica, la psoriasis, la alopecia pueden agudizarse en función del nivel de estrés nervioso.
De la misma manera que las emociones negativas pueden provocar un desequilibrio en el organismo que conduzca a la enfermedad, las positivas favorecen la curación. Las personas que gozan de bienestar emocional tienen menos probabilidades de ponerse enfermas.
Dos técnicas interesantes para potenciar las actitudes curativas son:
Las visualizaciones positivas, ya que el inconsciente utiliza imágenes para comunicarse con la conciencia a través de los sueños, pero también pueden ser utilizadas en sentido inverso: desde la consciencia hacia los estratos más profundos de la mente que gobiernan los procesos fisiólogicos involuntarios, relacionados con la curación.
Meditación: el hábito de meditar durante unos minutos un par de veces al día, permite que el cerebro se desconecte del incesante diálogo interior, y esto ayuda a que las zonas que dirigen los procesos fisiológicos curativos actúen mejor.