marzo 15, 2014

Un niño español consume una media del 40% más de las calorías que necesita. Pero del mismo modo en que el alimento que consume un niño puede influir directamente en su desarrollo físico para bien o para mal, puede igualmente influir en su desarrollo intelectual
Hoy se cree que hay tantas uniones neuronales en el cerebro de un ser humano como estrellas en la galaxia. Del desarrollo del cerebro y de las conexiones que haya entre las neuronas depende, en buena medida, la capacidad mental de una persona.
Aunque pueda sorprender, el funcionamiento de nuestro cerebro y sistema nervioso depende, en parte, de nuestra alimentación, si la alimentación de un niño es incorrecta, las neuronas suelen nacer y crecer mal, y las conexiones entre ellas pueden reducirse.


Uno de los alimentos que más afectan es el azúcar refinado, que es un carbohidrato vacío que roba nutrientes al organismo, especialmente la vitamina B. Esta vitamina es indispensable para el correcto funcionamiento del sistema nervioso  cuando escasea en nuestro organismo empiezan a aparecer problemas a nivel físico y mental.

Para que un cerebro funcione bien se necesitan neurotransmisores y hormonas cerebrales y los dos se fabrican a partir del alimento. En el caso del niño, necesita ácidos grasos esenciales (omega 3 y 6).
Las vitaminas y los minerales activan ciertas enzimas que desarrollan su trabajo en el cerebro para que éste funcione con eficacia, desgraciadamente cada día son más escasos, ya que la refinación de los cereales y los tratamientos térmicos eliminan y destruyen buena parte de ellos.

Cada día es más común encontrar casos de niños deprimidos. Una de las vitaminas esenciales que nos protegen de esta dolencia en la vitamina B, especialmente la B6, necesaria para la actividad enzimática de nuestro cerebro. Esta vitamina nos la aportan los cereales, pasta, arroz y pan integrales.

La vitamina E es capaz de mejorar la capacidad de aprendizaje; los aceites prensados en frio y los frutos secos son las mejores fuentes.

Un oligoelemento esencial es el magnesio. La carencia de éste puede provocar hiperactividad y cansancio constante por la disminución de ATP. Los alimentos crudos están siempre cargados de magnesio y enzimas.

Otro oligoelemento relacionado con el rendimiento intelectual es el zinc, encargado de activar unas 200 enzimas particularmente de la zona del hipocampo, donde se desarrolla la memorización.

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Victoria Pérez

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Sobre la autora

Soy Victoria Pérez y trabajo con estudiantes y profesionales de las terapias naturales y la gestión emocional para completar su formación y acompañarles mientras construyen su sueño de tener una consulta viva, rentable y a su estilo.