Los alimentos frescos, crudos y sin refinar nos hacen sentirnos ligeros y con energía. Este tipo de dieta combinada con algunas técnicas mentales permite adelgazar de forma duradera.

En general,  no se trata de comer menos, sino mejor, la clave no está en la grasa o los hidratos de carbono, y contar calorías, ya se ha demostrado que no es fundamental.

Más que voluntad, lo importante es comprender las necesidades del cuerpo y satisfacerlas.

Es importante la conexción entre cuerpo y mente, pensar y comportarse como si se estuviese en el peso deseado, para que no sea un problema la relación con la comida, comiendo lo que apetece, pero centrándose en lo que nos beneficia, alimentos ricos en vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales, todo natural, para ayudar al cuerpo a no sentir carencias.

El hambre en la actualidad tiene un gran componente mental, relacionado con necesidades afectivas y emocionales que queremos satisfacer, e intentamos aplacar comiendo.

Cualquier tipo de estrés genera una respuesta en el cuerpo. Si es del tipo «necesito energía para afrontar esto» la consecuencia puede ser hambre y sobrepeso.

Las técnicas mentales, como la visualización, intentan reprogramar el modelo que el cuerpo tiene de sí mismo y al que intenta mantenerse fiel a pesar de las dietas. Si se persevera en la visualización, adelgazar es más fácil.

Las imágenes mentales son el lenguaje que entienden los centros de control del metabolismo. De ahí la importancia de realizar las visualizaciones.

ir en contra del cuero es la razón del fracaso en las dietas de adelgazamiento. Cuando la energía y los nutrientes comienzan a escasear, el cuerpo acumula las reservas con rapidez. Por eso recuperamos el peso tras una dieta en la mayoría de los casos.

Practicar diariamente técnicas mentales, del tipo de Método Silva de Control Mental, se influye positivamente sobre los pensamientos que causan estas situaciones.